Cuando la temperatura del aire se vuelve calor, los días se hacen largos, y las noches cortas, disfrutamos del veranito.
A mí también me pasa, y mientras sigo disfrutando he querido compartir con vosotros unos pedacitos de verano que entre mi aplicada ayudante y yo misma hemos fotografiado mientras descansábamos en el pueblo.
En la cima de la montaña.
Hemos recogido cerezas con sabor a miel,
hemos hablado con las mariposas,
con las golondrinas
y con todas las flores y plantas que se han asomado en nuestro camino.
Les hemos preguntado si detrás de ese cercado,
o de esa vieja puerta,
o si, quizás girando esa llave
encontraríamos la clave de la Felicidad.
Y nos han dicho que simplemente nos sentásemos un rato, en silencio, en un cansado banco
a ver pasar las cálidas e inmóviles horas
y así nos daríamos cuenta, una vez más, de lo que en realidad ya sabemos, que la felicidad está en todas esas cosas sencillas que nos rodean.
Muy buena ambientación para describir algo tan complicado, como la "felicidad". Sin dudas que si tengo que vincular la felicidad a una estación esa sería el verano, dónde todos nos predisponemos a compartir momentos con amigos o familiares, donde las tertulias se dilatan y disfrutamos tanto del sol como de la luna. Vamos, que soy un forofo del verano.
ResponderEliminarUn saludo y espero que puedas mantener a tu colaboradora.
Gracias Edu y bienvenido!!, nos vemos en la cima de la montaña...
EliminarQué fotos más bonitas pizpireta. Y qué gran verdad que la felicidad está en esas pequeñas cosas que nos rodean y que muchas veces nos cuesta más de la cuenta ver pese a estar delante de nuestras narices, como ese cansado banco, ese alucinante cercado o esa vieja puerta. Pasamos por delante de ellas y no vemos su belleza...
ResponderEliminarGracias Alex!!, pero no te cambies el nombre que me despistas...;))
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